Mejorando la vida de los niños que no se pueden curar

“Gracias a la Fundación porqueViven y al equipo médico, disminuye el sufrimiento familiar por el apoyo especializado que nos ofrecen.

Este apoyo no sólo se manifiesta en el seguimiento integral de la enfermedad, sino a través de los distintos programas que mejoran nuestra calidad de vida y la de nuestros hijos: la asistencia a la enfermedad en casa, unos días de descanso gracias al programa «respiro» o la atención que recibimos de los voluntarios.”

Margarita Maldonado, madre de Blanca

“La enfermería, gracias a los respiros domiciliarios de la Fundación porqueViven, brinda un espacio de confianza a las familias donde delegar el cuidado de sus hijos con total tranquilidad en nosotras.

Gracias a la generosidad de las familias de dejarnos entrar en sus vidas podemos ejercer una preciosa labor donde nos sentimos queridas y útiles en cuanto a la liberación del cuidado de sus hijos.»

Candela Manguez Morín, enfermera de Fundación porqueViven

“Lo mejor de trabajar en la Fundación es la oportunidad de que nuestra labor pueda hacer una diferencia significativa en la vida de los niños, niñas y sus familias. Ofreciendo una atención que durante muchos años ha estado olvidada.»

Ana Alcaide, Trabajadora Social de Fundación porqueViven

“Desde el primer momento, nos ofrecieron algo que no siempre es fácil encontrar: presencia, escucha, y un respeto profundo por lo que estábamos viviendo. No intentaron “arreglarnos” ni ocultar el dolor. Simplemente estuvieron. Y eso, en una situación así, es un regalo inmenso.»

Inmaculada Rodríguez, madre de Jaime

“Nuestra situación era muy complicada: pocos recursos, sin red de apoyo, y un hijo enfermo con muchas necesidades. En medio de todo esto, apareció la Fundación porqueViven. Nos prestaron una silla adaptada para casa, nos ayudaron con pañales y toallitas, y nos han ofrecido un lugar seguro donde vivir mientras buscamos estabilidad. Más allá de la ayuda práctica, nos han hecho sentir acompañados, respetados y sostenidos.»

Lucero Guerrero, madre de Leonardo